Acercándonos a las cosas pequeñas nos acercamos a lo real, los detalles frente a las grandes anécdotas extravagantes y únicas, más lejos de nuestro corazón que las repeticiones diarias de esos pequeños actos de todos los días.

viernes, 30 de noviembre de 2007

El Gran Acordeón

Hoy, escueto:

Esta mañana al levantarme lo primero que he pensado es:
Estoy jodido, quedan pocas cosas en la vida que me hagan reir.
Después he estado escuchando unas canciones del Fill del mestre y me he puesto mejor (Aquella estranya mania de creure en la vida).

Esta entrada más que nada es para deciros que los que estéis en Madrid del 3 al 16 de Diciembre podéis ver en Casa de Vacas (creo que en el retiro) una pieza de Lola (el Gran Acordeón) en la exposición de los seleccionados del premio BMW de pintura.
En la entrada de 20 de Agosto hay una foto de recién pintado.

Pues eso.

martes, 27 de noviembre de 2007

Haiku de La morena

Cruzaba L'Albereda con su falda extra corta,
garza negra sobre mancha de olivo,
virgen extra 100%.




(proyecto)

viernes, 23 de noviembre de 2007

Caught you!

Caught you! (te pillé, eso dicen los niños británicos cuando juegan en las calles).


Acrílico&Óleo (150x170cms.)

Rollo continuación del rollo de la entrada anterior al estilo comentario de texto (no sé muy bien por qué coño me meto en esto).

-El disco de Magic Bus, aunque me sepa mal por los chavales, mejor no comprarlo, la verdad es que no dice nada nuevo, vamos, que te deja igual.

-El libro Mujeres, pues bueno, es difícil opinar sobre alguien como Heinrich Karl (Henry Charles) Bukowski que produce fascinación en tanta gente. La verdad es que tengo la impresión de estar metiendo la mano en la jaula de los leones.
Hace tiempo empecé a leer El capitán salió a comer y los marineros abandonaron el barco, y me gustó más, lo encontré más sincero. Mujeres a decir verdad me ha aburrido a ratos, el sexo es un recurso fácil para captar la atención, más o menos a todos nos da ese puntito de morbo que nos hace seguir leyendo pero ha de tener algo de gracia, algo de glamour, hay que dotar las escenas de cierta atmósfera, ya no critico que pueda resultar desagradable por su crudeza, con tanto vómito, cagadas, embestidas, corridas, etc., lo peor es llegar a aburrir, de la misma forma que aburren casi todas las pelis porno.
El libro es una rueda donde a cada vuelta aparece una mujer nueva, fascinada, dispuesta a todo por aquel a quien adora, alguien que se sabe un Dios y sabe que el mundo gira en torno a su (como no) inmensa polla, pero tanto las mujeres como el propio Henry no me han parecido en absoluto reales, personajes sin contradicciones internas, sin dudas, simples proyecciones de obsesiones.

Ahora va lo bueno, y no lo digo por poner una de cada ya que lo pensaba mientras lo leía, lo mejor creo que es como sabe acabar y rematar las escenas y como remata el mismo libro dando la cena a un gato gordo y leyendo la etiqueta de la lata de atún.
Por cierto, los bocatas de atún chorreantes de aceite siempre me traen lejanos recuerdos de pantalones cortos y partidos en una calle embarrada jugando de porteroregateador al tiempo que le tiraba "mos" a la viena de a cuarto.

Coincido con Henry en la fascinación por las mujeres como un misterio, como algo casi místico, pero considerando a la mujer como un ser completo sin reducirlo al puro sexo.
En fin, creo que tan solo he leído libro y medio, esto no me capacita para juzgar a un escritor de su talla.
Tampoco me parece oportuno empezar ahora a decir: pues prefiero como escribe este otro o aquel, cada uno es cada uno, supongo que tendrá otros libros que me gustarán más, tal vez las poesías.
Descansaré un poco con otros escritores y más adelante probaré a leer alguno de sus primeros libros como El cartero que me ha recomendado un amigo.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Me quedo corto

Me quedo corto, otra pieza de la nueva línea de Lola, en 200x160 cms., una pasada, no sé si lo dirá por mí...



Rollo del 15 de Noviembre.

Bajaba por la calle Huertas, dirección Atocha, con el traqueteo de mi maleta azul en los adoquines y pensaba.

Pensaba en la luz que cubre esas estatuas oscuras que hay sobre los edificios, todas con la boca abierta como muñecas hinchables.
Pensaba en cambiar, en relatar las cosas que veo como las veo, dejándome de pajas mentales como me ha dicho un amigo.
Pensaba en las tías con mallas negras que llevan un pantalón muy corto encima, tías de 190 centímetros, de largas piernas y orejas grandes que asoman por la melena negra y lacia. Las había visto en el metro pero ahora las veía por todas partes.
Pensaba en los estudiantes de erasmus que se hacen fotos en medio de la calle.
Pensaba que por qué solo se abrazan para hacerse fotos.
Pensaba en lo sucia que está Madrid, se nota que lleva tiempo sin llover.
He comprado un disco en FNAC, “Magic Bus”, psicodelia, no lo puedo evitar, iba a comprarme uno de los Planetas porque me gustaba el diseño de la carátula del CD (Unidad de desplazamiento) y porque no tengo ningún disco de ellos, pero he pensado: seguro que solo lo escucho una vez, y lo he dejado.
Pensaba en Lola, en su estudio, con un gran bastidor en posición horizontal, alargando sus largos brazos para llegar al centro, escuchando el CD y bailando en camiseta al calor de la leña.
Pensaba en las exposiciones del año que viene, en toda la movida de los traslados de piezas de un lado para otro, en la idea que me ha contado por teléfono para un nuevo proyecto.
He visto un disco titulado “Puntos suspensivos”, pero no son los que creía, es un tipo que no recuerdo su nombre, ni me esfuerzo en recordarlo.
Pensaba en una película irlandesa que vi el martes, me reí mucho, “The Snapper” de Stephen Frears, muy buena.
Pensaba en pegarme una buena sobada en el tren. Esta mañana la alarma del móvil me ha matado.
Pensaba en lo capullo que fui con Patty hace ya tiempo, pensaba en Carlos y en Inés y lo de puta madre que son.
Encima de la mesilla del tren llevo “Mujeres”, aún no lo he leído.
Estoy saliendo de Madrid.
Pensaba, mientras cierro los ojos, en círculos abiertos que se van cerrando.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Nada más

Ya está bien de tanta mierda.
Reconozco, confieso, que la mayor parte de lo que hay escrito en este blog es pura basura, poco se salva, por Dios.
Ya está bien de pegar vueltas y hacer las cosas difíciles. Existe gente de puta madre, creativos, ingeniosos, vividores, bebedores, bueno... y seguro que muchas cosas más.
Esto es un reconocimiento, un autoconocimiento, y no buscó el peloteo cursi de nadie porque está bien que te digan de vez en cuando: Tío pero qué mierda es esto, ¿has esnifao pegamento?.
Mandé el poema que escribo a continuación a un gran tío autodenominado PepeElTenso, me mandó un enlace hace ya la Ostia a un eproyecto blogilistico de poemapensadores autoatormentados http://berberechos.liblit.com para que participara, lo pego aquí para que esté en dos sitios, y por lo menos en mi blog.

Nada más.
He imaginado siete formas
de verte de blanco.
Arco iris lácteo.
Orgasmo de pigmentos fatigados.
Amor grabado a punta seca.
He pensado siete frases canallas
que nunca he pronunciado.
Me he prometido:
Nada de balbucear
estúpidas palabras.
He cerrado los ojos ante tu mirada
para saborear mejor tus pupilas de gata.
Me mantengo de pie solo por verte
mientras gira el pavimento amargo de esta noche.
No quiero saber
nada de nadie.
No quiero escuchar
como se arrastra mi sombra.
La puerta me dice que no hay nada,
nada mas allá de tu contorno
y sé que no me queda nada
para irme.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Luna de Robinson

Alquilé aquella casa para pasar unas semanas.
Ansiaba soledad, ver el cielo abierto y escuchar el Mar.
Tras prolongados periodos de vida urbana empiezo a sentir un cierto terror entre la multitud y necesito apartarme.
La casa estaba en una franja de costa rocosa y había una pequeña playa cercana que sorprendentemente pasaba aún inadvertida, en temporada baja solamente algunos naturistas aparecían por allí los raros días de Sol.
En aquel lugar quería aclarar mi mente y poder escribir desde el interior evitando el ruido del mundo. A veces en mi soledad buscada sentía ganas de entablar conversación con aquellos visitantes, escuchar sus historias y sus inquietudes, pero mi timidez y su desnudez hacían difícil aquel acercamiento.
Por las noches solía contemplar el mar desde la terraza, la espuma blanca se rizaba incansablemente una y otra vez, el murmullo del agua al retirarse entre los guijarros me daba la sensación de tranquilidad que había ido a buscar.

Una noche miraba el mar como de costumbre, había luna llena, solamente algunas nubes alargadas cruzaban rápidamente por el disco blanco, el mar bajo la luna parecía de plata, la playa aquella noche estaba completamente solitaria. La brisa poco a poco fue tornándose en viento y empezaban a formarse pequeños remolinos en la arena, de pronto algo diferente me llamó la atención, algo anormal había entre las olas.
La curiosidad me hizo salir de la casa, bajar por la empinada senda hasta el agua.
Allí viví algo que aún no me deja dormir, algo que ha dejado un recuerdo imposible en mi memoria, y que me aterra por su singularidad. Dicen que algo extraño solo deja de asustarnos cuando ocurre dos veces, y aquello nunca más se ha vuelto a repetir.
Entre la espuma blanca me pareció advertir una cabellera larga y lisa, me metí en el agua para acercarme y de improviso emergió a cierta distancia la cabeza blanca de un caballo, al poco se volvió a hundir. Llegué al sitio donde vi la cabeza pero ya no estaba.
Es difícil saber donde estamos cuando carecemos de referencias, y en medio del mar nos sucede esto, también en la soledad perdemos otro tipo de referencias que nos guían por el mundo real, en la soledad no necesitamos fingir porque no hay de quien protegerse excepto de nosotros mismos.
Continué un poco más hacia lo profundo pero no veía nada, ante esto decidí regresar a tierra.
Andando con el agua al cuello tropecé con algo, recibí un golpe en el muslo, toqué y palpé el lomo de un animal, aceleré y en esto el agua empezó a alborotarse, empezaron a emerger cascos y cabezas de caballos. Me giré mudo y horrorizado hacia el espigón cercano, allí observé una sombra, una silueta humana que gesticulaba levantando y estirando los brazos, formaba figuras geométricas, poligonales que se recortaban contra la claridad lunar. Pensé que aquella angustia e impotencia debe sentir un náufrago en medio del mar, la distancia que me separaba de la tierra se volvía infinita, tropezaba, me hundía y emergía repetidamente en una carrera imposible, yo mismo debí parecer uno de aquellos caballos. Nunca me he sentido tan frágil ni tan vulnerable.
En aquel trance creí en todo lo que se puede creer, la realidad y la fantasía se fusionaron en un solo mundo, Poseidón y Godzilla eran tan reales como el agua en que estaba, sentía que todos los seres sobrenaturales me contemplaban.

No sé como lo conseguí pero al fin pude alcanzar la arena, fatigado por el miedo permanecí tumbado viendo el grotesco espectáculo que había entre las olas.
Al rato desapareció la luna tras una nube y el mar volvió a la calma. Me puse en pie y regresé a la casa subiendo para aquel escarpado sendero que zigzagueaba entre pinos retorcidos, en el umbral, confundido, mientras me palpaba la camisa empapada buscando las llaves tuve la extraña sensación de no haber encontrado algo que había ido a buscar a aquella playa.
Me acosté totalmente agotado, tanto que aquella noche dormí profundamente.

A la mañana bajé corriendo a la playa nada más despertar, pensé si todo había sido un sueño, más bien pensé que todo debía haber sido un sueño. Nuestra mente no puede ver lo que no entiende y aunque nuestros ojos lo vean, ella se encarga de disimularlo, justificarlo, explicarlo de acuerdo a la lógica. A solas nuestro pensamiento puede volar libremente, pero ante los demás no podemos hacer el ridículo.
Estos pensamientos me tranquilizaron y me sentía más seguro de mí mismo, inexplicablemente me sentía alegre por estar vivo y ver salir el Sol como un círculo enorme y naranja sobre el Mar, me sentía absurdamente agradecido al mundo entero. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte, tal vez somos más felices cuando tomamos conciencia de que todo es pasajero y que todo lo que tenemos y somos puede desaparecer en cualquier momento.

Al girarme descubrí que en la arena había huellas de cascos, aquello me inquietó solo un instante, tal vez alguien pasó cabalgando de madrugada pensé,…

…o simplemente se tratara de caprichosos dibujos del viento.