Acercándonos a las cosas pequeñas nos acercamos a lo real, los detalles frente a las grandes anécdotas extravagantes y únicas, más lejos de nuestro corazón que las repeticiones diarias de esos pequeños actos de todos los días.

martes, 13 de abril de 2010

La ilusión de lo ilimitado

Estas pascuas me he leído Velocidad de Escape del crítico de arte estadounidense Mark Dery, un libro del 95 aunque bastante actual sobre tecnología, arte y la nueva concepción del cuerpo en el fin del pasado milenio. Un libro lleno de citas y referencias a otras obras como a mí me gusta, digamos que podemos llamarlo algo así como un librocollage con un toque personal, 350 páginas + 50 de notas bibliográficas. Bueno, todo esto viene porque he leído una reflexión que me parece muy acertada, en una de las notas a no sé que libro (si a alguien le interesa que lo diga y lo busco) dice que el problema del sistema económico hipercapitalista en que vivimos es que no tiene límites, la naturaleza de donde extraemos las materias primas hasta hace muy poco se antojaba ilimitada y la sociedad sometida a la espiral del low cost donde cada vez se obtiene mayor beneficio a menor coste también parece no tener límite, aunque sabemos tanto en lo natural como en lo social que el planeta es finito y la capacidad de resistencia humana también, que no se pueden deteriorar las condiciones laborales si no es a costa de disminuir el consumo, un consumo hasta ahora mantenido por el dinero ficticio de los créditos que nunca se van a pagar. Disminuir los salarios e incentivar el consumo es un contrasentido en sí mismo aunque parece que hay muchos que no quieren verlo ni que nadie se lo diga. Personalmente pienso que con la caída del muro en los 80 el sistema capitalista se ha acelerado y expandido sin ningún límite, ha emprendido un viaje sin retorno a nivel planetario hacia su propia autodestrucción.

1 comentario:

Tesa Medina dijo...

Amen, Jose.

Ojalá esto que estamos viviendo sean los estertores de muerte de ese capitalismo salvaje del que sólo se benefician unos pocos, cada vez menos, a costa del sufrimiento de muchos.

Un beso, Sigo por aquí.