Burbujas de realidad en territorios descuidadamente libres

El fotógrafo Larry Sultan en su adolescencia tenía una lupa con la que miraba las revistas porno allá por los años 70, pero su atención no se centraba en el objeto de la imagen, el sexo explícito, su atención se dirigía a cuadros en las paredes, estanterías, fotografías colgadas o sobre mesas de centro.
Las productoras de porno suelen alquilar casas en las zonas residenciales donde ruedan las películas en 1 o 2 días, allí están presentes los libros y las fotografías de las familias que allí viven.
Larry intentaba ver con su lupa que libros leían los miembros de la familia, como era el traje de novia de la foto, esto era lo que en realidad excitaba a Larry porque era lo único de verdad en la fotografía.
Larry es el auténtico voyeur, no pretende mirar lo que se enseña para ser mirado sino lo que no se enseña.

Actualmente todo está teatralizado, los restaurantes temáticos, las tiendas de ropa, la calle, incluso muchas personas se comportan como actores que interpretan los modelos de comportamiento ofertados por los medios, leyendo el artículo de Larry me he visto a mí mismo con mi manía de mirar durante unos segundos la puerta que conduce a la cocina de los restaurantes y que se vuelve a cerrar rápidamente tras la estela del camarero, durante breves segundos he podido ver la realidad que hay debajo del teatro, los cocineros atareados, las ollas hirviendo, los cuchillos, la suciedad,…
En ese sentido, como Larry, me considero voyeur porque me gusta ver lo que no se pretende enseñar, en una palabra, lo REAL.

Cada vez la teatralización y el espectáculo se van expandiendo más y más intentando llenar todo el espacio de la vida de cualquier ciudadano, pero en esa expansión siempre quedan burbujas, territorios descuidados donde se acumulan signos de lo subterráneo, huecos de escalera, partes traseras de locales, cunetas, por allí deambulan los objetos de los segundos planos, los que a falta de protagonismo están cargados de realidad. Me encanta ver en el hueco de la escalera de un restaurante de lujo un cubo con su fregona y una caja de cartón medio de llena de lejía Los tres Ramos y los clientes de largo subiendo pomposamente las escaleras.

Burbujas de realidad en territorios descuidadamente libres.

De alguna manera pienso que ocurre algo parecido cuando las personas hablan o cuando escriben en un blog, hay algo que se quiere mostrar pero en el texto siempre hay signos de otras cosas, generalmente mucho más interesantes que no se quieren mostrar.
Creo que por esto centro mi atención en las expresiones que utiliza un escritor/blogger, cual es la palabra más usada del texto, si las frases van en positivo o en negativo. El uso del lenguaje suele decir más de lo que se está contando, de acuerdo con Flaubert pienso que la forma es mucho más interesante que el contenido ya que en la estructura de la forma subyacen esos contenidos de segundo plano que están directamente conectados al escritor más allá de la intención que quiera darle al texto.

Todo esto me hace prestar poca atención al tema incluso muchas veces perder el hilo conductor y después de leer una novela ocurre que la comento con Lola y me dice:
-pero si no te has enterado de nada.
- Sí pero es bonita y he disfrutado.