Acercándonos a las cosas pequeñas nos acercamos a lo real, los detalles frente a las grandes anécdotas extravagantes y únicas, más lejos de nuestro corazón que las repeticiones diarias de esos pequeños actos de todos los días.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Los no lugares


Autovías, aeropuertos, estaciones de tren o de metro, cajeros automáticos, colas de todo tipo, hospitales, supermercados, áreas de servicio, espacios de recreo, salas de espera, hoteles, campos de refugiados, ciudades de vacaciones, parques temáticos, puntos de encuentro, en resumen: ESPACIOS DEL ANONIMATO, donde las máquinas me hablan, donde personas como máquinas me dicen, muy correctamente, lo que debo y no debo hacer, pero en realidad aunque pronuncien, o visualicen en un display, mi nombre, no se dirigen a mí sino a esa abstracción que es el ciudadano medio de un mundo globalizado, un mundo donde se nace en una clínica y se muere en un hospital.
Estados de tránsito, relaciones contractuales, lugares donde el texto, los carteles, priman sobre el habla. Carteles que ordenan, que prohiben, “SIGA”, “NO SE DETENGA”, “ESPERE EN LA LÍNEA”, “NO FUME”, “SILENCIO”, ”FELIZ VIAJE”.
Son los lugares donde solo soy un mero espectador, o simplemente un pasajero, donde solo puedo ver, donde no hago nada, nada más que transitar, pasar. Allí las personas no se cruzan, no hablan, se podría decir que sus recorridos, las líneas de sus recorridos se intersectan, pero ellos, las personas, en realidad no se cruzan porque en los no lugares siempre estamos solos y siempre somos sospechosos mientras no demostremos lo contrario mediante nuestro carné de identidad, el permiso de conducir, la tarjeta de crédito o el billete de avión, por eso allí las cámaras y los guardias de seguridad nos espían constantemente, es el único momento en que salimos del anonimato, para volver a él en cuanto hemos demostrado nuestra inocencia.

Cada vez tenemos más posibilidades de recorrer más lugares, que en realidad son no lugares porque de muchos de ellos solo recordaremos el nombre, y simultáneamente, absurdamente, en esta sociedad caracterizada por el exceso, se reduce cada vez más el espacio vital, el espacio cotidiano para la acción, para el día a día, el tiempo para disfrutar de verdad, nuestra casa.
Y podíamos preguntarnos ¿que es nuestra casa?,¿donde está?, para mí, mi casa es donde estoy a gusto, donde me reconocen, donde tengo un nombre y reconozco a mis amigos y a los míos.

Si queréis leer sobre todo esto os recomiendo los textos de Marc Augé Los no lugares (Non-lieux), Travesía por los jardines de Luxemburgo y Ficciones fin de siglo.

Y ahora hablando de lugares concretos:
El Jueves 4 de Diciembre inauguramos en Sagunto la exposición Territorios descuidadamente libres, en la casa Capellá Pallarés, estará hasta el 27 de Diciembre en horario de visita de lunes a sábado de 18 a 21 horas.

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