Acercándonos a las cosas pequeñas nos acercamos a lo real, los detalles frente a las grandes anécdotas extravagantes y únicas, más lejos de nuestro corazón que las repeticiones diarias de esos pequeños actos de todos los días.

martes, 14 de octubre de 2008

Infarto

Hace 2 viernes ingresaron a mi tío Pepe (Pepico o Pepet como lo conocen en el Poble) por un infarto.
81 años, 1927, imagínate…

He pasado algunas noches en el Hospital, su compañero de habitación Pedro, 51, recaída de un cáncer de pulmón con metástasis al cerebro, un tumor cerebral.
A pesar de ello una ganas de vivir por encima de todo, aunque sea a rastras tengo que hacer cosas, decía Pedro.
Su hermano que lo cuidaba me decía que ha sido siempre muy hablador, cuando está bien claro.
Su sobrino Pedro también, 19 años, un chico con un saber estar y una educación inusual, se despidió de mí una de las noches con un caballero.

En el pasillo escenas estremecedoras, tremendas, personas abrazándose y llorando al salir de la habitación. En la sexta planta la muerte está presente tras cada puerta, en los ojos de los familiares, en la inhibición de sentimientos de las dulces enfermeras que de otro modo no podrían trabajar allí.

He pasado algunas noches en un mundo que se derrumba, rodeado de vidas que se apagan lentamente. He visto el cariño más sincero en algunos ojos enrojecidos mientras en la calle inundada seguía lloviendo a cántaros, y los truenos, los relámpagos que siempre me han gustado tanto pintaban de electricidad toda esta atmósfera de muerte y de esperanza, una extraña mezcla en un tiempo propio, personal, el tiempo de mi nacimiento y mi cumpleaños siempre mojado.
Octubre, tiempo de cambio, melancolía y utopías.


A parte (también se puede decir a banda para los catalanoparlantes) y para irme dejando un buen sabor de boca.

Últimamente me ha dado por escuchar canciones de Facto Delafe y las flores azules.
En una de ellas en la que hablan 2 enamorados hay un verso que me encanta, me llega y me motiva como muy pocos y dice:

…el camino que lleva a tu casa es mi alegría…



4 comentarios:

CASANDRA dijo...

el camino que me lleva a tu casa, ojalá te traiga alegría o al menos la esperanza de tiempos mejores. Dura la atmósfera que has tenido que vivir estos días. Y es tan cierto que cuando uno está así aun lo que nos gusta como la lluvia y la tormenta nos puede traer mensajes nefastos, augurios de realidades cuyo consuelo u olvido está cerca de los que nos quieren y a quienes queremos.Te traigo un poquito de cariño desde el Uruguay, donde amanece bajo una densa llovizna.

isabel dijo...

q frase tan preciosa, claro que sí, como debe de ser, si no de qué.


facto de la fe se nos cayó en el sonorama y nos dio una rabia...

y lo de los hospitales, ya, ya, y es verdá


mua!

Alfredo dijo...

...supongo que te refieres a la de "La Fé", bueno, dá lo mismo, son todas iguales, en esa sexta perdimos hace poco al padre de Regina, triste, muy triste, tanto por la visión de los enfermos que se apagan poco a poco, como la de sus familiares, todos mal resignados como tu dices con los ojos enrojecidos, pero es la antesala a otra vida, la tuya, la vuestra, la de tus hijos, la nuestra y la de mi nieto y por ellos, por Pepet, por Pedro, por Andrés, tenemos que seguir adelante, es una carrera de relevos, ....ahora nos toca!!

Un abrazo fuerte

Tesa Medina dijo...

Tengo que reconocer que los hospitales me producen desasosiego y no por la muerte, que forma parte de la vida, sino por el dolor, el dolor de los que se apagan, de los que sufren, y el de los que se sienten abandonados por lo que se van.

Puedo entender el relevo del que habla Alfredo, pero no quiero ni pensar cuando éste se trastoca.

Cuado eres testigo de la vulnerabilidad de los cuerpos, te entra una alegría y unas ganas de disfrutar del camino...

Un abrazo, Jose