Hemos remontado el Tuejar desde el Azud hasta la hoz del barranco, cerca de una aldea abandonada en un llano de cultivo que no sé como se llama.
Las Sequoias, las pinturas rupestres de los corrales de la Silla, el refugio forestal, el nevero, los buitres sobre el cañón del río, las pozas de los barrancos con agua, el agua en muchas lenguas cruzando las pistas forestales, y nosotros de piedra en piedra saltando para no mojarnos los zapatos.
domingo, 29 de marzo de 2015
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