Acercándonos a las cosas pequeñas nos acercamos a lo real, los detalles frente a las grandes anécdotas extravagantes y únicas, más lejos de nuestro corazón que las repeticiones diarias de esos pequeños actos de todos los días.

jueves, 27 de agosto de 2009

Lo que pesamos


La Cité de Carcassonne en el día de la toma de la bastilla está abarrotada.

Este día no es más que un día en medio de mi vida.
¿Quien se atreve con una pintura de 2 por 2 metros?
¿Quien escribe una historia de más de 200 pásginas?
¿Quien se atreve con un amor durante una vida?
¿Quien escucha después de haber leído mil libros?
A pesar de que no hay nada nuevo que decir siento la obligación íntima de que hay que hablar, contribuyendo a llenar este mar, como ejercicio, para comprender.
Ahora existe la posibilidad de saber más que nunca, de leer, de ver y de oír más que nunca lo ha sido, y cada vez es más difícil decir algo y al mismo tiempo sé que hay ciertas certerzas, intuiciones, reflejos de un atractor inconsciente, hebras entrelazadas en el ego que brillan, que perduran, que intranquilizan por su temporalidad, por ser constantes, puntos de corte, líneas que dividen y a la vez componen el mundo.

Me sabe mal quedarme fuera, dejar a todos que escriban para mí. Como de niño, cuando observaba como hablaban los padres con unos amigos en la calle, como de mayor cuando callo en una reunión, cuando me obligo a hablar, cuando tengo mucho cuidado con lo que digo porque siempre dudo, siempre no sé, siempre lo vuelvo a pensar y lo pienso al contrario, la incertidumbre aparece en los extremos, recorro el camino entre ellos y sé que es difícil seguirme, arrastrando esos recuerdos que cuelgan de mi mente, lo que veo, la luz, lo que oigo, los pájaros, me gustaría que no hubiera nada debajo de las palabras, de vez en cuando nada es estar bien, el nada del campo, de la mañana temprano, del cielo nublado, he leído, creo que leí a Cortázar (debió ser Rayuela) hablando de las palabras que están impregnadas de intento de hacer algo estético, perdiendo origen, frescura, verdad, formas gramaticales que engañosamente nos ponen en posición para inflarnos, no es un elogio a la sencillez, solo un impulso a utilizar la palabra correcta sin intentos, sin perder significados, tal como son, de primera mano, lo cual nos quita que sigamos.

Qué buena es la mañana, temprano.




Atelier de un artista en el centro de Toulouse

... después caíamos en silencios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba poniendo como estopa, se entibiaba y se contraía mientras nos mirábamos y sentíamos que eso era el tiempo ... [Rayuela]

No hay comentarios: