Acercándonos a las cosas pequeñas nos acercamos a lo real, los detalles frente a las grandes anécdotas extravagantes y únicas, más lejos de nuestro corazón que las repeticiones diarias de esos pequeños actos de todos los días.

miércoles, 11 de marzo de 2009

De Porta Coeli al Marge



La cartuja de Porta Coeli data del año 1200 y pico, se empezó a construir poquito después de la conquista de Valencia, en un principio se pobló con monjes procedentes de la cartuja Escala Dei de Tarragona. Los monjes que viven allí son cartujos de la orden de San Bruno que prohibe cualquier contacto con el exterior, en especial con mujeres, incluso aunque sean familiares. La cartuja se encuentra en el Valle de Lullen en la ladera Este de la Sierra Calderona, a unos 25 kilómetros al noroeste de la ciudad de Valencia.

Dos hileras de altos cipreses flaquean el último tramo del camino, dan la impresión de un túnel que nos transporta a otro mundo.
En uno de los pilares de la puerta reza:

No se visita el monasterio, respetad la soledad de la cartuja, gracias.

Allí se reza a Dios, se cultiva la tierra, se elabora el pan, se cocina y se destilan licores. La cartuja tiene 2 puertas, la primera da a una explanada desde la que se accede a un puente que cruza el barranco, al otro lado del puente está la segunda puerta, dentro pienso que debe estar una tercera puerta, la que conduce al cielo, según la traducción literal del nombre del monasterio. Cerca de la primera puerta, junto al muro de piedra, dejamos el coche pasar seguir el camino a pie.







Fuera de los límites de la cartuja existen cultivos que son propiedad de los monjes pero que son trabajados por personas a sueldo. Más allá todo son pinos y matorral.









Pasamos bajo el acueducto que hace más de 500 años llevaba el agua a los monjes, una hoja de papel plastificado se lamenta de que haya dinero para el America´s Cup y para la Formula I y no lo haya para la restauración del acueducto declarado monumento histórico. Adentrándonos barranco arriba nos saluda el repicar de las campanas que se extiende por el aire rebotando en las laderas. La subida es empinada, la respiración se acelera y la ropa empieza a sobrar. La tierra es roja como las rocas que son de una variedad de pizarra llamada Rodeno, altos pinos Rodenos viven también en esta sierra, aunque la mayoría son de la variedad carrasco o pino blanco. Recuerdo que también es roja la tierra de la Alhambra donde pasé una temporada en mi juventud.










La mañana soleada de un lunes a primeros de Marzo, una mañana pre-primaveral, la soledad de la cartuja es un trozo de la soledad de los montes, un silencio inmenso, una nada poco habitual, una quietud sorprendente.















Los brotes tiernos de las cañas salen por todos lados, hay que andar con cuidado para no pisarlos. Sobre una enorme roca que divide el barranco preside la vista un alto y delgado pino canario de largas agujas lloronas, estamos llegando cerca de la Pobleta, debe ser descendiente de algún árbol importado y plantado en sus jardines.





A la derecha, al otro lado del barranco se ve La Pobleta y El Reixet, casa-castillo bien conservado, zona habitada por moriscos hasta 1343, el primitivo castillo empezó a construirse en 1357, allí rodó en 1923 Maximiliano Thous su película adaptación cinematográfica de la zarzuela La Bruja, y en la guerra civil fue refugio secreto de Manuel Azaña presidente de la república. Protegida por laderas rocosas a su espalda y el barranco en el frente es un buen sitio para esconderse.
















Aún se pueden ver las semiesferas de hormigón de los nidos de ametralladora que dominan el acceso. Ahora una verja con alambre espino en su parte superior y una gruesa cadena impiden el paso. Creo recordar que hace años cuando recorría en bicicleta las pistas forestales cada fin de semana la verja estaba abierta y era posible acercarse hasta la casa. La verdad es que no sé quien vive ahora en ella, ni siquiera sé si está habitada.



La sierra Calderona siempre ha sido refugio de moriscos, bandoleros, comunistas y personas que decidieron vivir al margen del Establishment, cada uno en su época, de hecho María Calderón La Calderona fue actriz de teatro y cortesana, amante de Felipe IV, obligada a recluirse en un convento por el Conde-Duque de Olivares a causa de las intrigas de palacio, cuenta una de las múltiples leyendas que huyó de Madrid para unirse a los bandidos que vivían en esta sierra y acabó siendo su reina, la bella comandante de los Roders, salteadores de caminos que interceptaban las caravanas que se dirigían a la ciudad de Valencia desde el norte. Avanzadilla del feminismo, Tomb Raider en pleno siglo XVII, es posible que todo esto no sean más que leyendas pero la verdad es que es romántico.








La Font del Marge es un lugar sombrío bajo eucaliptos gigantes. Un débil reguero de agua que sale de la montaña. Una de las muchas fuentes desperdigadas por estos montes, ni la más fresca, ni la más buena, pero sí la más fácil, la primera que encuentra el caminante que se adentra en esta sierra. Un lugar de parada de ciclistas, senderistas y recojedores de agua con sus ristras de garrafas vacías. Lugar de conversación entre amigos instantáneos con la boca sedienta y el rostro sudado. Hace años alguien puso un cartel junto a la fuente Agua no potable, pienso que debió ser algún cartujo intentando ahuyentar a los cada vez más numerosos visitantes, siempre he bebido de ella y nunca me ha pasado nada, ahora ya no está el aviso.










Las últimas 3 fotos se pueden ampliar clickando sobre ellas.

Tienen buena resolución.

3 comentarios:

CASANDRA dijo...

gracias por este paseo, por la historia, por la soledad especial, por el silencio agradable de estos cipreses, por los senderos y los misterios de este lugar refugio de "marginales" o "marginados". Ha sido un gusto tenerte de cicerone. un beso. Casss. (p.d. que no se difunda mucho este lugar, si se vuelve turístico, los cartujos tendrán razón en poner carteles alertando del peligro de beber el agua.....)

Alfredo dijo...

...hace tiempo que no voy por Serra y sus alrededores, hubo una época (de estudiante, en jesuitas) que los curas nos achicharraban a escursiones por los parajes que tan bien describes y el recuerdo que guardo es muy entrañable, horas y horas entre pizarras y pinos hasta acabar rendidos y de vuelta a la finca que tenian por la zona.

Las fotos son de la máquina nueva?
me he identificado mucho con los paisajes, dan ganas de perderse y acabar atravesando esa tercera puerta y olvidarse por una temporada de todo lo demás.

Un abrazo a Lola

Tesa Medina dijo...

Menuda excursión y que bien documentada.

¿Todavía hay cartujos? Siempre me intrigaron este tipo de monjes solitarios, inccesibles y silenciosos.

Recuerdo que cuando era pequeña corría por ahí una "leyenda" que decía que solo hablaban una vez al año. Y que cuando se encontraban con otro compañero se decían: "morir tenemos" y el otro contestaba: "ya lo sabemos"

Qué cosas me trae a la memoria tu excursión.

Jose, ha sido un placer esta caminata. Y si me dejan volver, me pido como Alfredo pasar por esa puerta del título, a ver qué encuentro, eso sí con mi cámara.

Muchos besos.